Un trabajo exhaustivo a pie de campo

Velar por la conservación, desarrollo y defensa de nuestra raza avileña- negra ibérica es nuestra labor principal. Por eso, más allá de otras tareas importantes que realizamos a diario, el control y la calificación de nuestros animales es primordial.

Hoy, visitamos una de las fincas que tienen el sello de Carne de Ávila para daros a conocer este exhaustivo trabajo que realizamos a pie de campo. Nuestros técnicos de la Asociación Española de raza Avileña- Negra Ibérica son los encargados de acercarse hasta todas explotaciones ganaderas para valorar de primera mano la calidad del producto de prestigio que ofrecemos. Es una gran responsabilidad. Y un trabajo realmente bonito.

10.00 horas de la mañana. El término municipal de Sanchorreja se despierta con niebla. El viento es leve y la temperatura agradable. Estamos en la Dehesa de Albornillos, propiedad del presidente de la IGP Carne de Ávila, José Juan Vila. Es un paraje impresionante. La finca está muy cuidada y el pasto brilla. Nos reciben Giovanna y Johny, sus guardeses. Al parecer y como aseguran “no ha sido un invierno muy duro, otros años se ha notado más el frío”. El día se presenta propicio y sin sobresaltos. Un ternerillo recién nacido nos da la bienvenida a su “casa”, aún no lleva puesta la chapa naranja, el crotal de plástico, porque hace tan sólo unas horas que llegó al mundo. Deambula de un lugar a otro como si nos quisiera presentar a cada uno de los animales que él mismo acaba de conocer.

Llegamos justo en el momento adecuado: las vacas acaban de empezar a comer y están tranquilas. Rápidamente, Javier Martín, el encargado de llevar a cabo la tarea de la calificación, entra en escena. Una por una, revisa su número del Libro Genealógico y comprueba sus rendimientos. ¿Y qué quiere decir esto? Que realiza una valoración en función de cuatro parámetros: su estándar racial, su desarrollo muscular, su actitud funcional y su desarrollo esquelético. Esta tarea se realiza una vez al año, y normalmente, durante los meses comprendidos entre marzo y junio.

Javier observa uno por uno a todos los animales. En cuanto a su estándar racial, se fija en los puntos destacados que tiene que completar en el informe: coloración, conformación general, órganos sexuales, desarrollo corporal, cabeza, cuello, cruz, espalda, pecho, tórax, vientre, dorso, lomos, grupa, cola, músculos, nalgas, extremidades, aplomos y pezuñas. Para realizar esta calificación morfológica, a cada ejemplar, le asigna una serie de puntos.

Se trata de un trabajo de campo fundamental para garantizar que nuestros animales cumplen todos los requisitos necesarios para formar parte de nuestra raza autóctona que se distingue por tener unas condiciones productivas y de calidad de carne muy reconocidas.
Para finalizar la jornada, ¿por qué no seguimos dando un paseo por la Dehesa de Albornillos. ¿Nos acompañas? 😉