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Chuletón de Ávila para Navidad

Diciembre: comienza la temporada de comidas y de cenas. Y todas – o casi todas 😉 – planeadas con un firme propósito: ¡celebrar la Navidad por todo lo alto! Con familiares, amigos, compañeros de trabajo… De cualquier modo y sea cual sea la compañía, sabemos que sí, que a todos nos toca reunirnos en estas fechas en torno a una buena mesa y mejores platos, y celebrar que, un año más, seguimos juntos. Y desde Carne de Ávila se nos ocurre la receta perfecta para que este tipo de encuentros sean todo un éxito: disfrutar de un buen Chuletón de Ávila. Porque la calidad marca la diferencia y porque apetece más que nunca.

chuletón_avilaEs la estrella indiscutible de nuestros productos y sin duda, la mejor opción para tus banquetes más especiales.

Te damos varias razones para que no dudes en degustarlo estas Navidades, ni en cualquier otra época del año: 1. El control de calidad del producto por parte de Carne de Ávila es continuo, se realiza desde el nacimiento del animal hasta el punto de venta, pasando por su crianza y sacrificio. 2. Es un alimento con un sabor inigualable y con unas altas propiedades nutricionales como proteínas de alta calidad, hierro, vitamina B y zinc. 3. No te puedes perder su terneza y la intensidad de su sabor.

¿Y qué requisitos son necesarios para preparar un buen chuletón de Ávila? Lo primero, apostar por la calidad de la pieza de ternera. La materia prima será lo más importante a la hora de obtener el mejor resultado. Si lleva el sello de Carne de Ávila, el éxito estará más que asegurado. Pero hay más, habrá que tener en cuenta la forma de cocinarlo. Saca la pieza de la nevera una hora antes para que coja temperatura. Y ten presente el grosor. ¿Por qué? Porque de esta manera, la carne quedará por fuera dorada y, rosada por dentro. Y más cosas: la temperatura de la plancha o de la parrilla tendrá que ser elevada, para que la carne quede jugosa. El tiempo dependerá del tamaño de la pieza, aproximadamente oscilará entre los 6 y los 8 minutos, si te gusta ‘al punto’. Cuando esté dorada por un lado, procederemos a darle la vuelta y echaremos la sal gruesa inmediatamente después de que esté lista. ¿Fácil, no? Eso sí, el tiempo ya sabes que variará en función de si la prefieres poco hecha, sangrante, al punto o muy hecha.

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¡Pero para todo en la vida hay un plan B! Siempre podemos acudir a un restaurante donde nos ofrezcan esta delicia y dejar a los profesionales que nos dejen aún más con la boca abierta al ver llegar nuestro plato y, más felices, si cabe, al terminarlo. ¡Porque las buenas historias también se construyen alrededor de un buen chuletón! ¡Por eso, cualquiera de las opciones es buena! Y tú, ¿con cuál te quedas? 😉